EFE
Laura Serrano-Conde Sánchez.
Madrid, 15 ago (EFE).- Las palomas, las gaviotas y los estorninos son tres de las aves-plaga más importantes que a menudo se instalan en las ciudades, donde causan cuantiosos daños y desperfectos en los monumentos más emblemáticos del patrimonio nacional, pero, además, son importantes transmisoras de graves enfermedades.
Las cotorras y las cigüeñas también pueden considerarse aves-plaga, aunque su acción es menor que en el caso de las tres anteriores.
La cotorra argentina, originaria de Sudamérica, mide cerca de 30 centímetros, pesa unos 130 gramos y el ruido y la suciedad que producen obliga a los ayuntamientos a contratar los servicios de empresas de control de plagas.
Madrid, Barcelona, Valencia y las Islas Canarias son los lugares que más sufren la acción de estos pájaros que, además de ser molestos para los ciudadanos, son especies invasoras que desplazan a otras aves autóctonas de sus hábitats, ha explicado la directora de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA), Milagros Fernández de Lezeta.
LA PALOMA: ¿DE LA PAZ O DE LA DISCORDIA?
Las palomas, tradicionalmente consideradas como símbolo de paz, libertad y armonía, son llamadas por los expertos las "ratas del aire", ya que son las que más ensucian las ciudades, a pesar de lo cual miles de personas siguen alimentándolas.
Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Valencia, Sevilla y Murcia son las provincias más afectadas por plagas de palomas domésticas, aunque desde hace tiempo ya se están extendiendo hacia el resto de España.
Fernández de Lezeta ha indicado en declaraciones a Efe que las palomas encuentran cobijo en las ciudades porque estos hábitats son lugares muy atractivos por su temperatura y por la ausencia de los depredadores.
Su proliferación provoca importantes daños en el patrimonio urbano, porque ensucian los balcones, anidan en los tejados, obstruyen los canalones de los edificios y erosionan la piedra de las construcciones con sus defecaciones.
El Ayuntamiento de Barcelona acaba de poner en marcha una campaña de control de palomas para evitar que defequen en la fachada de la catedral.
Un sistema de descargas eléctricas que no hacen daño a las palomas, sino que las asusta, según el canónigo conservador del Arzobispado de Barcelona, Josep Maria Martí Bonet, rodea el centenar de esculturas que decora la fachada de la catedral.
Durante cinco años, esta fachada ha estado cubierta por una alambrada que ha tenido que ser retirada por no ser efectiva, ya que las palomas defecaban sobre los alambres para cubrir las zonas punzantes y crear unas zonas más acolchadas para instalarse.
El director técnico de la Asociación Madrileña de Empresas de Desinfección (AMED), Ricardo Rodríguez, ha explicado también a Efe que una paloma puede llegar a producir 12 kilos de excrementos al año.
La elevada proporción de ácido úrico que contienen se transforma en alatonina, un agente muy corrosivo para las piedras de monumentos y construcciones, "sobre todo las de carácter básico como la caliza".
Además de los importantes costes económicos, estas aves son portadoras de graves enfermedades como la ornitosis-psitacosis, (causada por la bacteria Clamidia psitaci), la salmonelosis (por la ingestión de alimentos contaminados por heces de paloma), la fiebre del Nilo Occidental (provocada por virus), la histoplasmosis o la criptococosis (contagiadas por hongos), ha señalado Rodríguez.
Al mismo tiempo, ha distinguido otro tipo de enfermedades no infecciosas, como las alergias causadas por los ácaros o ectoparásitos que se alojan en las plumas de las palomas.
Manuel Pizarro, veterinario especialista en aves, ha explicado que los criadores de palomas son los que más riesgo tienen de contagiarse, por el contacto directo que mantienen a diario con estas aves.
Pizarro ha subrayado que la probabilidad de infección es baja, ya que éstas son enfermedades "muy raras y esporádicas", y los síntomas más comunes son la diarrea, los vómitos, la fiebre, los estornudos o el lagrimeo.
EL ESTORNINO: UN PROBLEMA LLEGADO DE EURASIA
Otra de las aves-plaga que afecta más a las ciudades es el estornino, proveniente de Eurasia, que vive en bandadas, se alimenta de los desperdicios que hay en el suelo y sus excrementos, y junto con el agudo griterío continuo causa numerosas molestias a los vecinos.
Habitan en países del norte de Europa, en especial en Noruega, Finlandia, Dinamarca y Reino Unido, donde se concentran hasta la llegada del invierno que, con el frío, viajan a España.
El estornino mide alrededor de 22 centímetros desde el pico hasta la extremidad de la cola, tiene una cabeza pequeña, su pico es cónico y amarillo, y su cuerpo es de un plumaje negro con reflejos verdes y morados.
El Ayuntamiento de Valladolid puso en marcha una campaña de control de estas aves el pasado mes de noviembre ante el aumento registrado de ejemplares de estornino y, como este, municipios de otras provincias de España, como Vizcaya o Ávila, ya se han visto obligados a iniciar este tipo de campañas.
El estornino anida en el interior de agujeros de árboles, en grietas de las rocas y debajo de las tejas de las casas, y tiene una esperanza de vida muy corta, aunque su alto índice reproductor le convierte en un problema para las ciudades en las que habita.
LA GAVIOTA: LA PLAGA DE LAS CIUDADES COSTERAS
La gaviota, la tercera ave-plaga más importante, se aloja en las ciudades con acantilados, aunque desde hace algún tiempo empieza ya a anidar en todas las ciudades costeras.
Murcia, Tenerife, Cartagena, Barcelona, Cádiz, y en especial en ciudades del norte, como Bilbao o Santander, son las que más sufren la acción de estas aves, tal y como ha explicado a Efe el gerente de la empresa de control de plagas "Monumenta Conservaciones", Óscar González.
Se alimentan de pescado y, en general, de cualquier sustento que encuentran en los vertederos de las ciudades, y el ruido y la suciedad que provocan en las calles obligan a muchos ayuntamientos a iniciar campañas de control.
Estas campañas suelen ponerse en marcha en los meses de abril a agosto, que es la época de cría de las gaviotas, ha recalcado González.
SISTEMAS DE CONTROL
Además de ensuciar las calles y deteriorar los monumentos, las aves-plaga también suponen una amenaza para algunas infraestructuras, como los aeropuertos, que se ven obligados a activar iniciativas para desviar estos pájaros en áreas conflictivas mediante la utilización de halcones que vuelan sobre las pistas durante todo el año.
Para evitar la multiplicación de estas aves-plaga en las ciudades existen muchas técnicas de control que, combinadas, son muy efectivas.
Las mallas protectoras, los alambres tensados para cornisas, alambres con púas, métodos de trampeo o sistemas eléctricos que producen unas descargas para que las aves no se posen son los métodos más usados por las empresas de control de plagas, ha explicado la directora de ANECPLA.
También ha subrayado que, contrariamente a la creencia generalizada, las técnicas luminosas y ruidosas como escopetas, explosivos o los discos compactos colocados en las ventanas, no ahuyentan a estas aves, que acaban por acostumbrarse al ruido. EFE
Laura Serrano-Conde Sánchez.
Madrid, 15 ago (EFE).- Las palomas, las gaviotas y los estorninos son tres de las aves-plaga más importantes que a menudo se instalan en las ciudades, donde causan cuantiosos daños y desperfectos en los monumentos más emblemáticos del patrimonio nacional, pero, además, son importantes transmisoras de graves enfermedades.
Las cotorras y las cigüeñas también pueden considerarse aves-plaga, aunque su acción es menor que en el caso de las tres anteriores.
La cotorra argentina, originaria de Sudamérica, mide cerca de 30 centímetros, pesa unos 130 gramos y el ruido y la suciedad que producen obliga a los ayuntamientos a contratar los servicios de empresas de control de plagas.
Madrid, Barcelona, Valencia y las Islas Canarias son los lugares que más sufren la acción de estos pájaros que, además de ser molestos para los ciudadanos, son especies invasoras que desplazan a otras aves autóctonas de sus hábitats, ha explicado la directora de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA), Milagros Fernández de Lezeta.
LA PALOMA: ¿DE LA PAZ O DE LA DISCORDIA?
Las palomas, tradicionalmente consideradas como símbolo de paz, libertad y armonía, son llamadas por los expertos las "ratas del aire", ya que son las que más ensucian las ciudades, a pesar de lo cual miles de personas siguen alimentándolas.
Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Valencia, Sevilla y Murcia son las provincias más afectadas por plagas de palomas domésticas, aunque desde hace tiempo ya se están extendiendo hacia el resto de España.
Fernández de Lezeta ha indicado en declaraciones a Efe que las palomas encuentran cobijo en las ciudades porque estos hábitats son lugares muy atractivos por su temperatura y por la ausencia de los depredadores.
Su proliferación provoca importantes daños en el patrimonio urbano, porque ensucian los balcones, anidan en los tejados, obstruyen los canalones de los edificios y erosionan la piedra de las construcciones con sus defecaciones.
El Ayuntamiento de Barcelona acaba de poner en marcha una campaña de control de palomas para evitar que defequen en la fachada de la catedral.
Un sistema de descargas eléctricas que no hacen daño a las palomas, sino que las asusta, según el canónigo conservador del Arzobispado de Barcelona, Josep Maria Martí Bonet, rodea el centenar de esculturas que decora la fachada de la catedral.
Durante cinco años, esta fachada ha estado cubierta por una alambrada que ha tenido que ser retirada por no ser efectiva, ya que las palomas defecaban sobre los alambres para cubrir las zonas punzantes y crear unas zonas más acolchadas para instalarse.
El director técnico de la Asociación Madrileña de Empresas de Desinfección (AMED), Ricardo Rodríguez, ha explicado también a Efe que una paloma puede llegar a producir 12 kilos de excrementos al año.
La elevada proporción de ácido úrico que contienen se transforma en alatonina, un agente muy corrosivo para las piedras de monumentos y construcciones, "sobre todo las de carácter básico como la caliza".
Además de los importantes costes económicos, estas aves son portadoras de graves enfermedades como la ornitosis-psitacosis, (causada por la bacteria Clamidia psitaci), la salmonelosis (por la ingestión de alimentos contaminados por heces de paloma), la fiebre del Nilo Occidental (provocada por virus), la histoplasmosis o la criptococosis (contagiadas por hongos), ha señalado Rodríguez.
Al mismo tiempo, ha distinguido otro tipo de enfermedades no infecciosas, como las alergias causadas por los ácaros o ectoparásitos que se alojan en las plumas de las palomas.
Manuel Pizarro, veterinario especialista en aves, ha explicado que los criadores de palomas son los que más riesgo tienen de contagiarse, por el contacto directo que mantienen a diario con estas aves.
Pizarro ha subrayado que la probabilidad de infección es baja, ya que éstas son enfermedades "muy raras y esporádicas", y los síntomas más comunes son la diarrea, los vómitos, la fiebre, los estornudos o el lagrimeo.
EL ESTORNINO: UN PROBLEMA LLEGADO DE EURASIA
Otra de las aves-plaga que afecta más a las ciudades es el estornino, proveniente de Eurasia, que vive en bandadas, se alimenta de los desperdicios que hay en el suelo y sus excrementos, y junto con el agudo griterío continuo causa numerosas molestias a los vecinos.
Habitan en países del norte de Europa, en especial en Noruega, Finlandia, Dinamarca y Reino Unido, donde se concentran hasta la llegada del invierno que, con el frío, viajan a España.
El estornino mide alrededor de 22 centímetros desde el pico hasta la extremidad de la cola, tiene una cabeza pequeña, su pico es cónico y amarillo, y su cuerpo es de un plumaje negro con reflejos verdes y morados.
El Ayuntamiento de Valladolid puso en marcha una campaña de control de estas aves el pasado mes de noviembre ante el aumento registrado de ejemplares de estornino y, como este, municipios de otras provincias de España, como Vizcaya o Ávila, ya se han visto obligados a iniciar este tipo de campañas.
El estornino anida en el interior de agujeros de árboles, en grietas de las rocas y debajo de las tejas de las casas, y tiene una esperanza de vida muy corta, aunque su alto índice reproductor le convierte en un problema para las ciudades en las que habita.
LA GAVIOTA: LA PLAGA DE LAS CIUDADES COSTERAS
La gaviota, la tercera ave-plaga más importante, se aloja en las ciudades con acantilados, aunque desde hace algún tiempo empieza ya a anidar en todas las ciudades costeras.
Murcia, Tenerife, Cartagena, Barcelona, Cádiz, y en especial en ciudades del norte, como Bilbao o Santander, son las que más sufren la acción de estas aves, tal y como ha explicado a Efe el gerente de la empresa de control de plagas "Monumenta Conservaciones", Óscar González.
Se alimentan de pescado y, en general, de cualquier sustento que encuentran en los vertederos de las ciudades, y el ruido y la suciedad que provocan en las calles obligan a muchos ayuntamientos a iniciar campañas de control.
Estas campañas suelen ponerse en marcha en los meses de abril a agosto, que es la época de cría de las gaviotas, ha recalcado González.
SISTEMAS DE CONTROL
Además de ensuciar las calles y deteriorar los monumentos, las aves-plaga también suponen una amenaza para algunas infraestructuras, como los aeropuertos, que se ven obligados a activar iniciativas para desviar estos pájaros en áreas conflictivas mediante la utilización de halcones que vuelan sobre las pistas durante todo el año.
Para evitar la multiplicación de estas aves-plaga en las ciudades existen muchas técnicas de control que, combinadas, son muy efectivas.
Las mallas protectoras, los alambres tensados para cornisas, alambres con púas, métodos de trampeo o sistemas eléctricos que producen unas descargas para que las aves no se posen son los métodos más usados por las empresas de control de plagas, ha explicado la directora de ANECPLA.
También ha subrayado que, contrariamente a la creencia generalizada, las técnicas luminosas y ruidosas como escopetas, explosivos o los discos compactos colocados en las ventanas, no ahuyentan a estas aves, que acaban por acostumbrarse al ruido. EFE
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