Los populares buscan el 22 de mayo un plebiscito sobre Zapatero que los socialistas quieren evitar
06.03.11 - 01:51 -
Aunque las elecciones en 13 comunidades, dos ciudades autónomas y más de 8.000 municipios no se convocan hasta el 29 de marzo, PSOE y PP tienen ya casi todos los deberes hechos. Los socialistas dieron ayer el amén a sus candidaturas y los populares cerraron el programa electoral. Ahora queda la interminable sucesión de mítines de los líderes por toda España, aunque todos los partidos digan que solo sirven para galvanizar a los suyos y poco más, y las campañas, que por aquello de la crisis serán más modestas.Unos, los populares, las esperan con fruición; otros, los socialistas, las aguardan con resignación. Sabido es que las elecciones autonómicas, pero sobre todo las municipales, son propicias para castigar al Gobierno central. José Luis Rodríguez Zapatero y el PSOE son conscientes de que van a tener que hacer frente a una factura muy onerosa, la de la crisis. Una debacle como la que sueña el PP tendría consecuencias imprevisibles; los populares y algún otro, como el PNV, apuestan por un adelanto a otoño de las generales.
De ahí el empeño del líder del PSOE en arengar a los suyos para que entren al campo electoral con hambre de victoria. Se trata de minimizar los daños y agotar la legislatura sin más sobresaltos que los inevitables con la esperanza de que dentro de un año los negros augurios sean apenas un mal recuerdo. El discurso socialista es claro: se ha hecho lo que se tenía que hacer y si la oposición hubiera estado al mando habría sido peor para los ciudadanos.
En el PP se frotan las manos sin disimulo. Las llamadas a la prudencia de Mariano Rajoy apenas tienen eco, y entre los populares solo se maneja la hipótesis de la victoria, y que sea aplastante, tanto ahora como en las generales de 2012. No cabe, dicen, otro escenario. El partido opositor necesita, por tanto, que en los comicios autonómicos y locales se vote en clave nacional para que sea el preludio, una primera vuelta, de las legislativas de dentro de un año.
Las elecciones se convocarán dentro de 23 días, pero para el PP, y buena parte de los socialistas, la suerte está echada. Zapatero, sin embargo, da a entender que no, que se puede dar la vuelta a la tortilla. Aunque la obstinación en no despejar la incógnita de su candidatura no hace más que sembrar el nerviosismo en sus filas, y ese no es el mejor estado de ánimo para ir a las urnas.
Rajoy, comprobado que la corrupción no hace mella en su electorado y que tiene el partido unido detrás de él como una piña, solo observa caer las hojas del calendario. Su primer objetivo es que el mapa de España que se dibuje al día siguiente del 22 de mayo sea azul. Después, solo tendrá que dar la estocada aunque no sepa aún a quién.
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