sábado, 5 de septiembre de 2009

«Volveremos a la bolsa del pan»

05.09.09 -
J. P. PARRA / A. PRÁDANOS MURCIA / La Verdad
Ver una bolsa de plástico en una película estadounidense es casi imposible. Todo el mundo recuerda a los protagonistas de sus historias favoritas bolsa de papel en mano, regresando a casa con la compra o con la omnipresente comida rápida. Quizá en unos años tampoco veamos el plástico en España. No sólo copiaremos al gigante americano. También volveremos la vista a nuestras abuelas, que iban a comprar el pan con su bolsa de tela y al mercado con el carrito de la compra. Los consumidores parecen concienciados, llenos de buenas intenciones.
«El cambio es imprescindible», remarca Juan Ignacio Jiménez mientras carga la compra en el parking del centro comercial Atalayas de Murcia. «En Estados Unidos usan bolsas de papel, y en otros países de Europa tampoco se ve este derroche. Es una medida que debería haberse implantado hace mucho tiempo».
Muchos están dispuestos incluso a pagar unos céntimos si es necesario. «No me importaría que me cobrasen un poco por la bolsa, hay sitios donde se hace y simplemente se trata de adaptarse», cuenta Mónica Fernández.
Hay quien ya trata de poner su granito de arena. «Intento reutilizar las bolsas al menos diez veces», explica María Teresa Carretero. Ella es de las que reciclan, porque sabe que la sostenibilidad del mundo en que vivimos está amenazada. «Sólo hace falta ver lo que está pasando con el cambio climático y con el Polo Norte, que se está deshelando. No podemos quedarnos con los brazos cruzados».
Pese a las buenas intenciones de la mayoría, los murcianos seguimos derrochando en bolsas. Cada año consumimos cerca de 344 millones de unidades, según los cálculos de Cicoplast, entidad encargada del reciclaje de plásticos. La fabricación de tal cantidad de bolsas supone la emisión a la atmósfera de muchas toneladas de CO2. Además, apenas el 10% se recicla, porque «aunque tecnológicamente es posible, no sale rentable», denuncia Pedro Luengo, de Ecologistas en Acción.
¿Qué ocurre entonces con tantos millones de bolsas? Según Cicoplast, el 65% suelen ser reutilizadas como bolsas de basura y al final terminan en los vertederos. «Muchas veces van a parar al mar, donde producen muchos problemas, porque algunas especies, como los cachalotes, se las comen pensando que es alimento y mueren», explican los ecologistas. Todo esto sin contar con el uso de petróleo y de productos químicos, y el gasto energético que generan.
Pero todas estas cosas no siempre se tienen en cuenta a la hora de alargar la mano en la cola del supermercado para guardar la compra. Principalmente, porque las bolsas nos salen gratis.
El ejemplo irlandés
Irlanda impuso en 2002 un canon y cada bolsa de supermercado se cobra. Las campañas de concienciación hicieron el resto y el consumo de plástico de usar y tirar cayó más del 90%. A cambio, aumentó en casi igual proporción la compra de bolsas específicas para la basura. Sobre este punto llaman la atención aquí las asociaciones de consumidores. Al final -dicen-, por una vía o por otra, el usuario acabará pagando medidas como la adoptada por Carrefour y las que vengan en el futuro, y proponen compensaciones, como descuentos o la creación de un fondo para proyectos medioambientales con el ahorro en plástico de las grandes superficies.
En España, el Plan Nacional de Integrado de Residuos prevé la reducción en un 50% del consumo antes para 2010. Este cálculo no deja de ser una declaración de intenciones, porque no hay una obligación legal. Eso sí, el documento anuncia que a partir del año que viene las bolsas de plástico no reutilizables deberán ser prohibidas «progresivamente».
Los ecologistas piden al Ministerio de Medio Ambiente que abandone los gestos de buenas intenciones y tome las riendas. Exigen que fije ya por ley un calendario obligatorio para la desaparición de un producto señalado en la lista negra de la contaminación.

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