De momento sólo hay tres, aunque hay proyectos en casi todas las CC. AA.
'Dar el pecho' previene de enfermedades graves a corto y largo plazo
"Es casi un derecho recibir leche de madre, si no es de la propia, donada"
CARMEN CAMPOS 15.11.2010 - 12:14h/ Radio Televisión Española
Los bancos de leche materna
La leche materna es el mejor alimento que puede recibir un bebé. No hay que dudar, ni vacilar, ni pensar que 'los preparados' de farmacia pueden sustituirla. Además, puede salvarles la vida. Lo dicen la Organización Mundial de la Salud (OMS), los médicos y Unicef. De ahí, la importancia de que existan bancos de leche humana, unos centros que ‘custodian’ leche donada por las mamás para garantizársela a los más pequeños. Actualmente en España sólo hay tres, pero el 'boom' es inminente.
"Es casi un derecho recibir leche de madre, si no es de la propia, donada", asegura a RTVE.es la doctora Maite Moral, responsable del Banco de Leche del Hospital 12 de Octubre.
Consumirla los primeros meses de vida previene de malformaciones, cardiopatías y problemas respiratorios a corto y largo plazo. Además, disminuye “drásticamente” la aparición de una grave enfermedad, la enterocolitis necrotizante, que perfora la mucosa del intestino y puede resultar mortal.
El 50% de las prescripciones de leche materna, que se receta como cualquier otro medicamento, se dirige a niños prematuros, los de mayor riesgo; aunque también se administra a los enfermos. Tienen prioridad los que no llegan a los 1.500 gramos de peso, unos pequeños para los que salir adelante es todo un reto. Si una mamá no tiene suficiente leche, y sólo en el caso de que haya reservas almacenadas, también puede ofrecerse a su hijo.
Todo el proceso (donación y dispensación) es gratuito, y, aunque no muevan dinero, estos bancos siempre concluyen su balance con beneficios: No hay casos en los que el organismo del bebé haya rechazado la leche donada ni en los que los padres se hayan negado a que sus hijos la recibieran, según detalla la doctora Moral.
Bancos de leche en España
España se ha quedado muy atrasada en la implantación de este servicio. El primero de los tres bancos con los que cuenta se creó en la Fundación Banco de Sangre y de Tejidos de las Islas Baleares, un centro privado que desde julio de 2001 almacena y distribuye leche a diferentes hospitales del archipiélago y de otras comunidades autónomas.
Según datos aportados por la fundación, entre 2005 y 2009 multiplicaron por cuatro los litros de leche recogidos al año, de 100 a 400, un auge que se debe sobre todo al número de donantes, que ya son alrededor de 300.
El siguiente en abrir sus puertas ha sido el del Hospital 12 de Octubre, primero público y ubicado en una unidad de neonatología. Funciona desde el 17 de diciembre de 2007 y procesa alrededor de 60 litros de leche al mes.
El último se inauguró el pasado mes de marzo en el Hospital la Fe de Valencia. Sólo este centro acoge cada año más de 3.000 ingresos de niños prematuros, una tasa que se ha duplicado en una década debido a factores como “la maternidad cada vez más tardía, el aumento de las técnicas de reproducción asistida y los estilos de vida actuales”, según la neonatóloga María Gormaz.
Todavía son pocos, pero el boom de estos bancos que trabajan para dispensar la leche de forma altruista y anónima está cerca. Según la doctora Moral, prácticamente todas las comunidades autónomas cuentan ya con proyectos para instalarlos. Inminente es la apertura de uno de estos centros en Cataluña, prevista en diciembre de este año, así como la de otros en Andalucía y Aragón.
Tener un banco de leche en cada hospital sería muy difícil de mantener, pero bastaría al menos con dos por comunidad autónoma, algo que “en los próximos años se va a conseguir”, opina la doctora Moral.
Origen, estancamiento y desarrollo
Aunque en nuestro país es un fenómeno relativamente nuevo, los bancos de leche tienen su origen en las nodrizas de los años 50, mujeres que amamantaban a los hijos de otros por dinero.
Poco a poco comenzó a expandirse, pero el temor a las infecciones, y sobre todo la aparición del SIDA, hizo que la tradición se estancasez.
Una vez superado el miedo, comenzaron a implantarse en el extranjero. Los pioneros fueron Francia, Reino Unido, EE. UU., Australia, o Brasil. Solo en este último hay más de 200 bancos y la concienciación es tal que son los bomberos los que van recogiendo la leche por las casas.
La donante, mujer sana con vida saludable
La donante debe ser una mujer sana que lleve un estilo de vida saludable. Puede empezar a donar leche a las cuatro o seis semanas de dar a luz, cuando ya tenga la lactancia bien establecida con su propio hijo. No debe fumar ni consumir alcohol, aunque sí hay que tirar por tierra la leyenda de que no puede tomar medicamentos, pues la mayoría son compatibles con la lactancia.
Tras superar una entrevista personal y un análisis de sangre que garantice la seguridad, será la madre quien cada día en su domicilio se extraiga la leche con la ayuda de un sacaleches. Debe hacerlo de forma “estricta”, usando mascarilla, gorro y frascos esterilizados con pegatinas, para minimizar al máximo el contacto con cualquier bacteria. Podrán tenerla un máximo de 15 días en el congelador de casa antes de llevarla al hospital. Es importante que deje salir toda la leche que pueda, pues la del final es la que más nutrientes aporta.
Una vez en mano de los médicos, la leche cruda se pasteuriza hirviéndola a 62,5º C durante media hora. Finalizado el proceso, se analizará una muestra para descartar que haya bacterias y determinar el porcentaje de calorías y grasas que contiene, pues dependiendo de las necesidades del bebé, se le administrará una u otra.
Una vez pasteurizada, podrá conservarse un máximo de tres meses en el congelador del hospital. Bancos de otros países la almacenan hasta medio año, pero no es conveniente porque con el tiempo pierde calidad.
Un caso curioso es el de Noruega, donde la leche no se pasteuriza, pues escogen a las donantes entre una población muy selecta.
La importancia de decidir informados
La doctoral Moral denuncia los errores típicos que se repiten por la mala información, como por ejemplo ‘cronometrar’ el tiempo que el bebé mama de cada pecho o criarlo con leche en polvo por considerarla mejor.
“La lactancia natural es el mejor alimento para cualquier niño, especialmente si está enfermo o es prematuro. Después de la leche de su propia madre, la leche humana donada es la mejor opción, porque se asimila mejor que la fórmula artificial, les protege de infecciones y mejora sus posibilidades de recuperación, supervivencia y desarrollo”, insiste la médico. "Las madres que decidan no amamantar, que lo hagan con toda la información", concluye.
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