El líder del PP se comprometió en 2008 con el alcalde de Madrid a que fuera su hombre fuerte en los próximos comicios generales
08.11.10 - 00:26 -
ANTONIO MONTILLA | MADRID./ La Verdad
Alberto Ruiz Gallardón será la gran baza de Mariano Rajoy en las elecciones generales de 2012. El líder del PP planea, según confirmaron diversas fuentes del partido, que el alcalde de Madrid sea el número dos en la lista del PP al Congreso por Madrid, o el tres, si opta por ceder ese puesto a una mujer, aunque no parece probable este guiño a la paridad. El presidente del partido opositor no hará oficial la decisión -que ya es «firme»- hasta después de los comicios municipales que se celebrarán el 22 de mayo próximo. Aunque en el PP, y también en otras fuerzas políticas, dan por hecha la victoria de Gallardón en la capital, no quiere devaluar la candidatura con el anuncio precipitado de que la reelección será solo la antesala de un llamamiento a otros destinos fuera de las paredes del palacio de la plaza de Cibeles.
Rajoy, además, va a esperar a que pasen las elecciones de mayo para lograr el doble objetivo de contar con el «efecto sorpresa» ante la que se presume larga carrera electoral hacia la Moncloa en 2012 y, sobre todo, para no dejar cabos sueltos que puedan enredarse y transformarse en una mecha del recurrente polvorín madrileño. El líder popular, afianzado ahora con un incontestable liderazgo, «no tolerará» situaciones como las que vivió en enero de 2008, con la famosa 'escena del ascensor' en la sede de del partido de la calle Génova.
Un episodio que dejó patente que el enfrentamiento total entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón podía alcanzar cotas impensables ante la posibilidad de que el regidor madrileño diera el salto a la política nacional y la presidenta de la comunidad quedara fuera de ese escenario.
Rajoy lleva meses de pacificación preventiva con Aguirre para sofocar eventuales conatos de rebelión que puedan menoscabar su autoridad cuando decida hacer pública su determinación de contar con Gallardón a su vera.
Otras fuentes populares van más allá al asegurar que el líder de oposición Rajoy convenció al alcalde de que no dejara la política en 2008 -como anunció tras el incidente del ascensor- con el compromiso no escrito de que sería su escudero de 2012.
Rajoy, fiel a la máxima de 'cada día tiene su afán', declinó hace tan solo una semana pronunciarse sobre la presencia de Gallardón en la lista del PP por Madrid para las generales. En una entrevista que concedió al diario 'El País' hace una semana dijo que «no» había tratado esta cuestión con el regidor, pero que si lo hubiera hecho «no lo diría». El presidente del PP dejó claro que, sencillamente, esa incógnita la despejaría en el momento más adecuado para sus intereses, es decir, pocos meses antes de las elecciones de 2012.
Más escaldado que el líder del PP está el propio Ruiz Gallardón. Quiere evitar a toda costa otro paso en falso como el que dio en mayo de 2007, cuando se ofreció sin disimulo para ir en la candidatura al Congreso. Unas declaraciones que encresparon, sobre todo pero no solo, a Esperanza Aguirre. El alcalde, sin embargo, nunca arrumbó esos planes aunque no los haya verbalizado. De eso se encargó su mano derecha. Esta misma semana, el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, expresó que una persona «de la valía» de Gallardón siempre debería tener «abiertas las puertas» a la política nacional. Aclaró, eso sí, que no tenía «ni idea» de si el alcalde iría en las listas de 2012 y, sobre todo, se negó hacer «ningún tipo de especulación» porque Rajoy era la única persona autorizada para hablar de esta posibilidad.
Mensaje
La apuesta del presidente del PP encierra un claro mensaje frente a los embates del PSOE, que pretende extender las recurrentes sombras de la 'derechona' sobre el proyecto liberal, reformista y centrista que se arroga Rajoy. Gallardón es el dirigente del PP con mejor cartel fuera de su partido, no se debe olvidar que para los sectores más extremistas del partido opositor el alcalde es un lastre seudo-progresista con el que hay que cargar. Incluso dentro del PP se admite que obtiene votos socialistas en Madrid, aunque, según fuentes de su entorno más cercano, sea, en realidad, un político conservador que gracias a ciertas dosis de talante y de respeto proyecta otra imagen.
El de Rajoy será un claro gesto para anclar a su partido en el centrismo. El objetivo no es otro que atraer al mayor número de esos tres millones y medio de españoles que, según distintos sociólogos y expertos electorales, se ubican en el centro y ponderan más el candidato y el proyecto que las siglas a la hora de decidir su voto.
La apuesta por Gallardón, por otra parte, parece improbable que suscite marejadas internas en el PP. Entre los principales dirigentes del partido, con la consabida excepción de Aguirre, su valoración es muy alta, casi todos dicen que es uno de los principales activos populares. Y por si acaso, el alcalde se ha esmerado en tejer una red de simpatías muy sólidas entre los barones emergentes, Alberto Núñez Feijóo, Antonio Basagoiti o Alicia Sánchez-Camacho -se involucrará personalmente en la campaña electoral de las elecciones catalanas-, sin descuidar a Dolores de Cospedal o Soraya Sáenz de Santamaría, la guardia de corps del líder del partido, ni tampoco a los viejos referentes, Javier Arenas o Ana Mato, por no hablar de Manuel Fraga, que no se cansa de prodigar elogios al regidor.
Tampoco hay que perder de vista que el alcalde forma parte del exclusivo grupo de 'maitines' escogido por Rajoy. En resumen, que la elección del gobernante de Madrid no debería sorprender. Otra cosa serán las reacciones que produzca, sobre todo de Esperanza Aguirre y los suyos, aunque que esta vez hay un trabajo previo de calmar las aguas y no parece que vaya a ser para tanto.
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