El País.com
Las elecciones del 1 de marzo en Galicia y País Vasco van a servir para cambiar el Gobierno de ambas comunidades. Los dos presidentes autonómicos adelantaron los comicios y ambos se quedan sin el poder Ejecutivo. Los comicios en Euskadi suponen un cambio histórico: tras 29 años de Gobiernos nacionalistas -11 de Ibarrtxe- los partidos constitucionalistas superan en escaños a los nacionalistas, una tendencia que ya se manifestó en las últimas elecciones generales, cuando el PSE derrotó al PNV en las tres provincias vascas. La ruptura del nudo gordiano es posible gracias a que el partido de Patxi López , más el PP -pese a su retroceso- y la irrupción de la formación de Rosa Díez, Unión Progreso y Democracia, suman 38 escaños. Falta el voto por correo que, con los resultados tan parejos, irá probablemente a los socialistas en detrimento de EA. O sea, 39 en un parlamento con mayoría absoluta en 38.
El PP se redime en Galicia
El PNV gana pero los nacionalistas pierden la mayoría
El PP recupera la mayoría absoluta en Galicia
El PP recupera Galicia y el nacionalismo pierde la mayoría en el País Vasco
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Mientras, el partido del lehendakari, Juan José Ibarretxe, junto con sus actuales socios de Gobierno, Eusko Alkartasuna y Ezker Batua, más los probables votos de Aralar -escisión de la antigua Batasuna- llegan a 37. El PNV sube, pasa de 29 escaños a 30, pero sus socios en el tripartito no le han ayudado a mantener la mayoría.Con este ajustado resultado entre fuerzas nacionalistas y constitucionalistas el partido de Rosa Díez es clave. La ex socialista aseguró en la campaña electoral que apoyaría un gobierno no nacionalista.
En Galicia, el cambio supone la vuelta al poder del PP cuatro años después, tras la derrota que sufrió Manuel Fraga acuciado por el hundimiento del Prestige frente a las costas gallegas. La en principio anodina campaña de Alberto Núñez Feijóo, a la que se sumó postreramente el presidente del PP, Mariano Rajoy, apostando claramente al caballo gallego en detrimento del vasco, ha llegado a buen puerto: 39 escaños, uno más de la mayoría absoluta. La otra cara de la moneda la sufre el Gobierno bipartito. El PSdeG más el Bloque Nacionalista Galego se quedan con 36 escaños, cada uno retrocede un asiento en el Parlamento de Santiago.
Consecuencias en Madrid
Ambas citas electorales también tienen sus consecuencias en Madrid, en las sedes centrales de PSOE y PP. Para los socialistas es una noche agridulce. La alegría por el buen resultado en País Vasco, con la posibilidad de aupar a Patxi López a la Lehendakaritza, se ve frustrada con la pérdida del Gobierno gallego. Precisamente, el derrotado presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, ha sido uno de los primeros en comparecer para reconocer la victoria del PP.
En la calle Génova, convulsionada en las últimas semanas por los escándalo que salpican al cogollo del partido, tienen razones para la sonrisa. El PP vuelve al Gobierno de la Xunta uno de sus feudos tradicionales, y los erráticos resultados de Antonio Basagoiti en Euskadi van a ser más importantes que nunca. Todo esto va a servir a Rajoy para tomar aire ante quienes en su partido le quieren mover la silla.
El voto de los proetarras
La ausencia de partidos abertzales en los comicios vascos la ha aprovechado sobre todo Aralar, la escisión de Batasuna, que pasa de 1 a 4 escaños. El estrépito se llama Eusko Alkartasuna, que pasa de un gobierno de coalición a tener sólo dos escaños y con la amenaza de que el voto por correo les deje en uno. El PP pierde empuje y paga la salida de su antigua líder, María San Gil. Ceden dos asientos, de 15 a 13, pero a buen seguro venderán caro su apoyo a López para suceder a Ibarretxe. Otro perjudicado de la jornada es Javier Madrazo. La marca de Izquierda Unida en el País Vasco pasa de tres asientos a sólo uno. De hecho, Madrazo, que competía en Vizcaya, se queda sin sitio en Vitoria.
Más sencillas son los cálculos en Galicia . El PP recupera la Xunta gracias a que sube de 37 escaños a 39, mientras el bipartito no se ha salvado ni con la presencia final del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien acudió a Galicia ante los temores a un mal resultado que se han confirmado esta noche. El líder del BNG, Anxo Quintana, quien vaticinó "el Waterloo de Rajoy el día 1" se lleva un gran chasco, pasa de 12 a 11 escaños. La gran participación, el 70,34%, frente al 64,21 de 2005, ha favorecido en esta ocasión a los populares.
El PP se redime en Galicia
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Mientras, el partido del lehendakari, Juan José Ibarretxe, junto con sus actuales socios de Gobierno, Eusko Alkartasuna y Ezker Batua, más los probables votos de Aralar -escisión de la antigua Batasuna- llegan a 37. El PNV sube, pasa de 29 escaños a 30, pero sus socios en el tripartito no le han ayudado a mantener la mayoría.Con este ajustado resultado entre fuerzas nacionalistas y constitucionalistas el partido de Rosa Díez es clave. La ex socialista aseguró en la campaña electoral que apoyaría un gobierno no nacionalista.
En Galicia, el cambio supone la vuelta al poder del PP cuatro años después, tras la derrota que sufrió Manuel Fraga acuciado por el hundimiento del Prestige frente a las costas gallegas. La en principio anodina campaña de Alberto Núñez Feijóo, a la que se sumó postreramente el presidente del PP, Mariano Rajoy, apostando claramente al caballo gallego en detrimento del vasco, ha llegado a buen puerto: 39 escaños, uno más de la mayoría absoluta. La otra cara de la moneda la sufre el Gobierno bipartito. El PSdeG más el Bloque Nacionalista Galego se quedan con 36 escaños, cada uno retrocede un asiento en el Parlamento de Santiago.
Consecuencias en Madrid
Ambas citas electorales también tienen sus consecuencias en Madrid, en las sedes centrales de PSOE y PP. Para los socialistas es una noche agridulce. La alegría por el buen resultado en País Vasco, con la posibilidad de aupar a Patxi López a la Lehendakaritza, se ve frustrada con la pérdida del Gobierno gallego. Precisamente, el derrotado presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, ha sido uno de los primeros en comparecer para reconocer la victoria del PP.
En la calle Génova, convulsionada en las últimas semanas por los escándalo que salpican al cogollo del partido, tienen razones para la sonrisa. El PP vuelve al Gobierno de la Xunta uno de sus feudos tradicionales, y los erráticos resultados de Antonio Basagoiti en Euskadi van a ser más importantes que nunca. Todo esto va a servir a Rajoy para tomar aire ante quienes en su partido le quieren mover la silla.
El voto de los proetarras
La ausencia de partidos abertzales en los comicios vascos la ha aprovechado sobre todo Aralar, la escisión de Batasuna, que pasa de 1 a 4 escaños. El estrépito se llama Eusko Alkartasuna, que pasa de un gobierno de coalición a tener sólo dos escaños y con la amenaza de que el voto por correo les deje en uno. El PP pierde empuje y paga la salida de su antigua líder, María San Gil. Ceden dos asientos, de 15 a 13, pero a buen seguro venderán caro su apoyo a López para suceder a Ibarretxe. Otro perjudicado de la jornada es Javier Madrazo. La marca de Izquierda Unida en el País Vasco pasa de tres asientos a sólo uno. De hecho, Madrazo, que competía en Vizcaya, se queda sin sitio en Vitoria.
Más sencillas son los cálculos en Galicia . El PP recupera la Xunta gracias a que sube de 37 escaños a 39, mientras el bipartito no se ha salvado ni con la presencia final del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien acudió a Galicia ante los temores a un mal resultado que se han confirmado esta noche. El líder del BNG, Anxo Quintana, quien vaticinó "el Waterloo de Rajoy el día 1" se lleva un gran chasco, pasa de 12 a 11 escaños. La gran participación, el 70,34%, frente al 64,21 de 2005, ha favorecido en esta ocasión a los populares.
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