La policía desarticula una banda de falsificadores de moneda que operaba en la Comunidad Valenciana. -Han sido detenidas cuatro personas, entre ellas el cabecilla del grupo
E. G. - Madrid - 04/06/2009 / El País.com
E. G. - Madrid - 04/06/2009 / El País.com
Impresoras láser, guillotinas manuales e industriales, máquinas de impresión, compresores, ordenadores personales, tintas, papel... Todos estos materiales fueron hallados en un chalé de grandes dimensiones situado en una tranquila zona residencial de la localidad valenciana de Godelleta que funcionaba a modo de factoría de billetes falsos de 20 euros. Solo el cabecilla de la banda y su esposa conocían la ubicación del inmueble, donde agentes del Cuerpo Nacional de Policía hallaron falsificaciones por valor de 185.000 euros y material para producir 10.000 billetes más. El dinero era distribuido en la Comunidad Valenciana y en la Comunidad de Madrid. Los delincuentes contaban con maquinaria industrial para reproducir las medidas de seguridad de los billetes.
Las investigaciones que han desembocado en la desarticulación de la trama comenzaron hace nueve meses, cuando la policía detectó la aparición de billetes falsos de 20 euros en diferentes puntos de la costa levantina. Los agentes sometieron a análisis estos billetes y comprobaron que se trataba de una falsificación de alta calidad, y que podía haber sido producida en territorio español.
Los agentes de la Brigada de Investigación del Banco de España, de la Comisaría General de Policía Judicial y del Grupo de Delincuencia Económica central y de la Jefatura de la Comunidad Valenciana, fueron tirando del hilo y llegaron hasta el cerebro de la banda. Ni los familiares de este ni el resto de los miembros de la organización delictiva conocían dónde se encontraba el centro de producción de billetes falsos. En las distintas estancias del chalé se distribuía la maquinaria para las falsificaciones. La zona tranquila donde estaba ubicado impedía levantar sospechas con los ruidos de las máquinas y estaba alejado de las miradas indiscretas de otros vecinos.
En el interior del chalé, los agentes hallaron diferente maquinaria industrial usada para elaborar las copias y reproducir las medidas de seguridad con las que están dotados los billetes de euro. Esta maquinaria tenía gran tamaño y valor económico y había supuesto una gran inversión para el grupo criminal. Además, encontraron más de 9.250 falsificaciones de 20 euros y material para producir 10.000 más. La cantidad de billetes era tan grande que se encontraban escondidos por toda la casa en armarios, debajo de las camas, etcétera.
Tras efectuar dos registros domiciliarios más, los agentes encontraron billetes en diferentes estadios de la producción. A semejanza de una cadena en serie, necesaria para la producción de tan importante cantidad de falsificaciones, los billetes pasaban por diferentes máquinas, en algunas mediante cintas mecánicas, que los imprimían, secaban y guardaban. Los investigadores confirmaron la capacidad de evolución del grupo. A lo largo de la investigación las falsificaciones habían sido perfeccionadas para intentar imitar con aún mayor fidelidad las medidas de seguridad.
Los agentes de la Brigada de Investigación del Banco de España, de la Comisaría General de Policía Judicial y del Grupo de Delincuencia Económica central y de la Jefatura de la Comunidad Valenciana, fueron tirando del hilo y llegaron hasta el cerebro de la banda. Ni los familiares de este ni el resto de los miembros de la organización delictiva conocían dónde se encontraba el centro de producción de billetes falsos. En las distintas estancias del chalé se distribuía la maquinaria para las falsificaciones. La zona tranquila donde estaba ubicado impedía levantar sospechas con los ruidos de las máquinas y estaba alejado de las miradas indiscretas de otros vecinos.
En el interior del chalé, los agentes hallaron diferente maquinaria industrial usada para elaborar las copias y reproducir las medidas de seguridad con las que están dotados los billetes de euro. Esta maquinaria tenía gran tamaño y valor económico y había supuesto una gran inversión para el grupo criminal. Además, encontraron más de 9.250 falsificaciones de 20 euros y material para producir 10.000 más. La cantidad de billetes era tan grande que se encontraban escondidos por toda la casa en armarios, debajo de las camas, etcétera.
Tras efectuar dos registros domiciliarios más, los agentes encontraron billetes en diferentes estadios de la producción. A semejanza de una cadena en serie, necesaria para la producción de tan importante cantidad de falsificaciones, los billetes pasaban por diferentes máquinas, en algunas mediante cintas mecánicas, que los imprimían, secaban y guardaban. Los investigadores confirmaron la capacidad de evolución del grupo. A lo largo de la investigación las falsificaciones habían sido perfeccionadas para intentar imitar con aún mayor fidelidad las medidas de seguridad.
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